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Reseña de la conferencia: «COMUNICACIÓN EN LOS MOMENTOS DIFÍCILES» impartida por Psic. Reina Santos Bernard

http://www.atid.edu.mx/comunidad/conferencia/?mod=1

 CONFERENCIAS: 

Comunicación con nuestros hijos aún en los momentos difíciles

8 de Noviembre de 2011

El día martes 8 de noviembre, la serie de conferencias “Aprendamos Juntos”, coordinada por la Sociedad de Padres del Colegio Atid, presentó a padres de 1º de Primaria y Preescolar una plática con la Psicóloga Reina Santos Bernard titulada “Cómo mantener la comunicación con nuestros hijos… aun en tiempos difíciles”.

En esta plática la Psicóloga Santos Bernard, nos habló sobre la importancia que tiene el mantener una comunicación efectiva con nuestros hijos aun en momentos difíciles. Nos ofreció herramientas para que, nosotros como padres, podamos mantenernos “Calmados y Conectados” cuando nuestros hijos  están pasando por momentos de estrés, buscando siempre escuchar, empatizar y evitar “engancharnos” por frustración o desesperación.

Para complementar, la Psicóloga nos acompañó en el Colegio durante la mañana del miércoles 9 de noviembre para platicar con nuestros alumnos de 1º de Primaria, sobre lo que deben hacer para comunicarse con los demás cuando están enojados.

A  los más de cien padres de familia que nos acompañaron, les damos las gracias por su apoyo y entusiasmo, y desde luego a la Psicóloga Reina Santos Bernard, por compartir con todos nosotros su experiencia y conocimiento.

En vista del éxito que tuvo esta plática entre los asistentes, la Sociedad de Padres está ofreciendo a los papás del Colegio la oportunidad de tomar un taller con respecto a este tema con la Psicóloga Reina Santos Bernard.

Este se llevaría a cabo dentro de la escuela.
Si están interesados en tomar este taller, les pedimos por favor manden un correo electrónico al colegio.

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A R T Í C U L O: Propósitos de una mamá para año nuevo

«Propósitos de una mamá para año nuevo»

Psic. Reina Santos B.

     ¿Que tal si en año nuevo, escribiésemos una lista de propósitos generales, acerca del estado actual y futuro emocional de nuestra familia?   Algo así:

  Mi propósito es  concentrarme en no explotar,  

 en mantener la perspectiva cuando las cosas en casa se ponen difíciles.

y en que, poco a poco, crezcamos en casa a ser una familia en la que:

  • Predomina un ambiente de razón, calma y conexión.
  • Los niños hacen caso a la primera…o a la segunda…¡pero no a la décima!
  • Nadie grita,  ni explota,  ni golpea.
  • Cada quién tiene la libertad de ser si mismo.
  •  Papá y mamá no tienen un frente unido… sino que cada uno tiene un frente genuino personal, auténtico y abierto a aprender el un del otro.
  • Hay algunos berrinches, pero no escalan a batallas campales.
  • Los berrinches (¡tanto de hijos como de padres!), van disminuyendo con el tiempo y van madurando todos gracias al contexto de estar en una familia que se esfuerza por ser calmada y conectada.
  • Cada uno se hace cargo de su propio bienestar emocional…inclusive los niños. 

A R T Í C U L O: Elogiar y alabar a nuestros hijos: Un arma de dos filos

Elogiar y alabar a nuestros hijos: Un arma de dos filos. 

Una  cosa es elogiar y otra es alabar.

Psic. Reina Santos B.

Cuando el elogio es una expresión natural de gusto, reconocimiento y regocijo por el logro del otro, transmite afecto y promueve un ambiente positivo y cálido en la famila.

Sin embargo, cuando se alaba, el comentario tiene una meta, una intención, una agenda, un objetivo. Este objetivo puede ser el de manipular al niño a que haga lo que queremos, en vez de decirle verdadera y llanamente lo que necesitamos que haga.  A la larga, la manipulación enturbia las relaciones iinterpersonales.

El otro objetivo de alabar suele ser la aparentemente noble e inocua intención de  animar al niño o «subirle la auto-estima»: Error. Esto es síntoma de fusión emocional. ¡Peligro! El que así alaba ha decidido que es su responsabilidad el estado emocional del otro.

Esto es desventajoso para ambos: El alabado siente la invasión de esta intangible «ayuda», mas no tiene la claridad de porqué ante algo tan «positvo» se siente mal.  Además, se le transmite que por sí mismo no puede sentirse bien (ni por sus logros), sino que necesita «porristas» externos que apuntalen su auto-estima.  Y ahora le debe algún tipo de agradecimiento a tan noble «porrista».  Finalmente, el alabado comienza a dejar en manos del otro su bienestar, pues es el camino conocido y, como dice el dicho popular, «a quien le dan pan que llore»: si alguien más va a responsabilizarme por mí, ¿porqué esforzarme yo?

El que alaba se esfuerza, se entrega y pierde un poco de su «self» en este esfuerzo por suplementar el bienestar del otro.  Le sorprende que el otro siga dependiendo de él y, aunque esto es una carga, también es un estímulo, pues se siente útil y le da un motivo a su existencia: «Sirvo, luego existo.»

Las mamás tienen un doble grado de dificultad en este tema, ya que los hijos están a su cargo, y diferenciar qué constituye esta responsabilidad no es fácil.  Apoyar y querer a los hijos es ser mamá; hacerlo sin fusionarse con ellos es un reto de toda una vida.  Comenzar por observar si apoyamos o nos fusinamos, si alabamos o elogiamos, puede ser el reto para hoy.